Nuestra particularidad está en la diferencia, en que el Valle del Cauca es un prisma de esencias, de memorias, de historias de viajes, migraciones y reivindicaciones.
Somos diferentes y eso nos hace mágicos, estamos orgullosos de ello y eso nos hace únicos.
La velocidad de los bailarines caleños en un homenaje a Cali, una ciudad que baila; con la nostalgia de las canciones que por décadas nos han hecho soñar con el lenguaje de la salsa.
La mejor fiesta de los años 70 y 80 al estilo caleño donde dos bailarines se proponen ganar un concurso de baile. Él pretende una relación amorosa que se ve amenazada por el rey del pop cuando hace su entrada triunfal con un ritmo trepidante entrelazado de fuerza e irreverencia.
El momento donde el cuarto elemento se convierte en protagonista de la noche. A una sola voz, en un solo paso la energía se conecta y se conmocionan los sentidos. Así se llega al punto del delirio.
Si buscas qué hacer en Cali, ve al mejor show de salsa en Cali. Delirio le rinde honores a los encantos del país del sagrado corazón con un espectáculo de salsa que altera los sentidos y se queda por siempre en el alma de quien lo disfruta. Un relato brillante y seductor que se debate entre la realidad y la fantasía y se inspira en la leyenda de la viuda alegre, quien por culpa de un desamor enloquece y va de fiesta en fiesta seduciendo a los caballeros con el hechizo de su farol. Una gran fiesta nacional donde todos caben y luchan por el anhelo colectivo del progreso y la felicidad.
Esta es la puesta en escena número 12, con la que la Fundación Delirio hace una venía a la identidad colombiana e invita a propios y extraños a una fiesta ligada a los sentires de nuestro país. El baile es el hilo conductor, el circo el elemento diferenciador y la música, una transversal que atraviesa todo este Hechizo, para arrancar emociones a cada uno de los asistentes.
Porque somos las historias que contamos.
Un relato brillante y seductor que se debate entre la realidad y la fantasía
La magia del circo, el saber del cuerpo de nuestros bailarines caleños
Espectáculo que nos sumerge en las coincidencias entre Cali y Cuba
Cali le rinde homenaje al ‘rey del pop’ escenográfica y coreográfica que revive a Michael Jackson.
Una historia en movimiento que recrea un viaje partiendo de Buenaventura hasta Cali
La radio irrumpe en Cali para aguzar los sentidos de una apacible urbe en 1930
Puesta en escena vibrante, que recrea el universo singular de los barrios caleños.
Homenaje a la cultura de la región vallecaucana a través del baile, la música y el circo
Alabanza al Pacífico colombiano sobre la migración de sus gentes y su cultura al bullicio
Con Vervena, el júbilo del barrio se trasladó a las noches de Delirio.
Relación íntima del caleño con cuatro lugares que marcaron su estilo para sentir la música
Recreó el aporte caleño a la Salsa a través de un recorrido por los momentos más significativos
Homenaje a la biodiversidad de la selva colombiana
La magia del circo, el saber del cuerpo de nuestros bailarines caleños y la conexión del oído con la música componen una descarga que altera los sentidos al presenciar la rapidez de los movimientos característicos de la Salsa caleña, con el arte circense y los acordes de la Banda Sonora.
Es un espectáculo que nos sumerge en las coincidencias entre Cali y Cuba, recreadas por un mítico pescador que desciende para plantar el tallo que da origen a la caña, de cuyas yemas nacen Kenia y Siara, dos hermanas africanas separadas por un tórrido fuego, cuyo reencuentro será el jolgorio concurrente de los dos mundos, que serán puro carnaval. La Carpa Delirio vivirá un contrapunteo vibrante, exuberante y emotivo.
Cali le rinde homenaje al ‘rey del pop’ desde su música y su esencia, la Salsa, con una revolucionaria propuesta musical, escenográfica y coreográfica que revive a Michael Jackson en las tablas. Cincuenta bailarines caleños de Salsa recrean una fiesta durante la década de los ochenta en algún lugar de América Latina, donde se vivenció la innegable influencia que ejerció Jackson en la música, el baile y la moda.
Vaivén, una historia en movimiento que recrea un viaje partiendo de Buenaventura hasta Cali, donde el tren se abastece con el combustible de las aventuras de Pedro, inocente niño quien con su maleta mágica va de estación en estación descubriendo saberes, tradiciones y experimentando fantasías que narra a su madre al regreso convertidas en música, baile y acrobacias.
La radio irrumpe en Cali para aguzar los sentidos de una apacible urbe en 1930, la ciudad se va embriagando de nuevos sonidos que vienen de Europa y América, dejándose seducir y recorrer por el alma de la mujer caleña que alegre y cautivadora se ve acechada por el diablo a quien ella, entre risas, algarabías y baile convierte en un apuesto bailarín que se une al carnaval que hoy es Cali, la capital mundial de la salsa.
Puesta en escena vibrante, que reivindica la cultura popular y recrea el universo singular de los barrios caleños. Delirio, con la Salsa como el vínculo que moviliza la construcción colectiva, celebra la creación de un nuevo y mágico barrio en Cali, un espacio urbano donde confluyen las diferencias étnicas, sociales y culturales, donde los sentidos de pertenencia, las afectividades, las infidelidades y fidelidades y los proyectos de vida están a flor de piel y en cada esquina.
Delirio rindió homenaje a la cultura de la región vallecaucana a través del baile, la música y el circo y recreó el paisaje alucinante de una tierra paradisíaca, por medio de un imaginario de gozo. Fugaz ensoñación en escena mostró el regreso de Efraín de Londres, la muerte de María, la celebración de los esclavos por la abolición de la esclavitud y la inmortalización de ese amor. Espacios y elementos simbólicos llevaron al espectador a vivir la fantasía, el amor, el baile y una alucinación, en un Delirio de amor.
Este relato bailado transcurrió en el mundo de los sueños de Juan de las Gracias, un adolescente campesino transportado con la ayuda sobrenatural de la Diosa de la Danza, desde la inmensidad del mar hasta las entrañas de una ciudad que baila y ha escrito su historia de la Salsa a golpe de fusiones, donde el color y la sensualidad del Pacífico se conjugan con las sonoridades y el agite propio del barrio caleño. El baile enlazó el sueño y la realidad de un delirio de ciudad: el bunde, la milonga, el son y el estilo clásico caleño.
En los años setenta, en los barrios populares de Cali, se celebraban vervenas callejeras, cuando la música tropical hacía las delicias de los clubes sociales. Ahí, en los ‘agüelulos’ y los bailes de cuota, el bailarín caleño hizo su incursión y se convirtió en símbolo de alegría y pasión. Traspasó la clave salsera al marcar todos los instrumentos y deleitar a sus vecinos con pasos majestuosos de bolero, guaracha, pachanga y boogaloo.
Sincretizó el origen de la Salsa al rebuscar por los contextos históricos desde principios del siglo XX hasta la actualidad y mostró a una Cali influenciada, que en los años treinta se desperezaba de su vida tranquila y casi sedentaria, donde la diversión era asunto casero y estaba limitada a los bailes de salón. Representada por una mujer contemporánea, lúdica y sensual, que se dejó llevar por el pasillo, la mazurca y el swing y luego recibió la herencia africana a través de Orula, deidad de la religión yoruba, símbolo de la sabiduría y la inteligencia que se sobreponen al mal.
Recreó el aporte caleño a la Salsa a través de un recorrido por los momentos más significativos que le permitieron a la ciudad escribir una nueva historia en la forma de vivir y gozar la música, transformándola en veloces y endemoniadas versiones que incitaron el ágil movimiento de pies de los caleños, al acelerar los discos de 33 a 45 revoluciones por minuto.
Se conmemoraron dos importantes efemérides históricas, el bicentenario de Independencia de Colombia y el centenario de creación del departamento del Valle del Cauca, con un homenaje a la biodiversidad de la selva colombiana y a la libertad a través de danzas ceremoniales indígenas, españolas y negras, pasando por el bambuco como baile nacional, el currulao proveniente de la costa Pacífica del Valle del Cauca, hasta llegar a la influencia antillana y al resultado en nuestra ciudad: la descarga salsera que hoy caracteriza a Santiago de Cali.
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